domingo, 16 de septiembre de 2007

El valor de una vida

Con este título que suena un poco místico o filosófico, quiero reflexionar sobre la triste muerte hace unos días del futbolista Antonio Puerta y la repercusión social y mediática que ha tenido.

Es evidente que toda muerte es una tragedia y más aún cuando se produce de forma prematura. En este caso además se da la circunstancia de que el finado era un personaje público, del mundo del "dios" fútbol, y que su muerte se pudo seguir prácticamente en directo. No seré yo quien quite importancia al sufrimiento por el que estará pasando su familia, amigos y compañeros, nada más lejos de la realidad, pero si me gustaría que todos hiciéramos un ejercicio de reflexión acerca de todo ello.

A 31 de agosto, la cifra acumulada de muertos en lo que va de año en carretera era de 1.848. Durante el primer semestre del año fallecieron en accidente laboral 580 personas. En 4 años han muerto 150.000 personas en Irak y aún siguen muriendo unas 100 al día. También podemos fijarnos en el chorro (que no goteo) de muertos intentando entrar de forma ilegal en España. Las cifras son muy frías y no significan nada para nosotros, pero no estaría de más recordar que todas estas personas tenían familia, amigos e incluso algunos hijos de corta edad y seguro que con la vida menos asegurada que la familia de Puerta.



Cuando te planteas estas cosas te das cuenta de que se cumple aquello de "ojos que no ven..." y hasta cierto punto es normal. Lo que ya no me parece tan bien es que se lancen los buitres de turno a sacar partido del dolor ajeno, programando horas y horas de lacrimógenos especiales que todos nosotros (me incluyo hasta la primera pausa publicitaria) vemos con hondo penar y lágrimas en los ojos, mientras ellos hacen caja.


En fin, mi más sentido pésame a la familia de Antonio Puerta y exactamente igual a todas las familias y amigos del resto de fallecidos anónimos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas :

Pues así es; aunque queda muy bien decir que todos somos iguales, evidentemente la valoración de cada individuo no es igual en la sociedad actual. Aunque salvo que no te pille muy de cerca, el paso del tiempo va borrando estas trágicas incidencias. Unos seres humanos necesitan mas tiempo que otros para olvidarlos, y algunos no hace falta ni tiempo, simplemente ni nos enteramos.

A mi me cuesta mucho, aceptar esa frase que se utiliza hoy en dia de " la vida sigue " . En ciertas ocasiones, hay dentro de ella, un ràpido y pronto olvido al ser que marchó. Todo depende del amor que tuvieras hacia la persona que ya no existe. Una madre nunca diría esa frase, de un hijo fallecido.

Y creo nada más, un saludo.

Elucubrante dijo...

Hola Juan Carlos.

Siento en esta ocasión discrepar contigo. Yo sí veo bien aplicar la frase que has citado de "La vida sigue". La muerte es parte inseparable de la vida. Hay que aceptarla como algo normal y además es lo único que podemos estar seguros de que algún día nos llegará.

Cierto es que en algunos casos puede ser trágica, en otros esperable o incluso deseable, pero forma parte de la vida y tenemos que saber vivir con ello.

Con lo que si que no estoy de acuerdo es con lo de olvidar. A los seres queridos que ya no están hay que recordarlos durante toda la vida, con el cariño que se merecen y recordando todo aquello que nos dieron y enseñaron. Siempre habrá algo de lo que nos arrepintamos por no haberles dicho o demostrado, pero en lugar de llorar por ello debemos aprender para que no vuelva a pasarnos. No hay que olvidarles nunca, pero si debemos levantar la cabeza y seguir nuestra vida, al menos eso querría yo que hicieran los míos el día que yo falte.

En el caso de este post, mi intención era la de destacar la idea de que hay muertes que se producen de forma injusta y sobre todo evitable, y no hacemos nada al respecto, ni siquiera nos preocupa, mientras en cambio lloramos por la muerte de un futbolista, que si bien fue trágica como muchas otras, se puede decir que fue inevitable