Hoy, tras una intensa polémica semana de debate, ha salido en libertad José Rodríguez Salvador, el violador Vall d'Hebrón. Es abiertamente reconocido que se trata de un reincidente no rehabilitado y que es cuestión de tiempo que reincida de nuevo.

La justicia española, velando por los derechos de los presos, impide que nadie pueda estar más de 30 años en prisión por muchos delitos que haya cometido y graves que sean estos. Evidentemente 30 años es mucho tiempo y es perfectamente posible que un ladrón, delincuente común o incluso algún asesino puntual pueda salir siendo una persona nueva después de ganarse el derecho de tener una segunda oportunidad.
Yo, sin embargo, pienso que la justicia debería preocuparse en primer lugar de los ciudadanos que cumplimos la ley y cooperamos para mantener el estado, por encima de aquellos que atentan contra la vida o derechos de los demás, máxime cuando no están rehabilitados como en este caso o cuando no solo no se arrepienten de sus crímenes sino que se jactan de ellos, como en el caso de De Juana Chaos.
¿Por qué debe prevalecer el derecho a salir de José Rodríguez al de todas las mujeres de La Vall d´Hebrón de pasear tranquilas por las calles pensando si les va a tocar “la china”?
¿Por qué si en un país tan civilizado y democrático como por ejemplo Francia se puede aplicar la cadena perpetua no podemos aplicarla en España en los casos en los que sea necesario para proteger a la población?
A mi personalmente me parece un insulto a todas las personas “de bien” y particularmente a las víctimas, que este hombre haya cumplido menos de un año por mujer violada, al igual que en su día paso con el etarra y que ambos estén en la calle constituyendo un peligro para todos nosotros y nuestros hijos. Me parece una muy buena política el “de los males, el menor” y creo que el dejarlos 20 años más a la sombra hasta que salgan con 70 o 80 años vulneraría muchísimos menos derechos que el sacarlos.